Clik Lavinia 2916
"Oriflama era una revista para jóvenes y publicaba sólo artículos serios, y lo que hacíamos con Enric Sió era darle un poco de alegría". Así empezaba la conversación que mantuvimos hace unas semanas en un piso de Sarriá, en la parte alta de Barcelona, en casa de Emili Teixidor1. El escritor, muy amablemente, me respondió unas preguntas. Me interesaba saber la razón de que en un tiempo todavía oscuro de la dictadura, Emili como guionista y Enric Sió como dibujante pudieran publicar en una revista (a partir de enero de 1968) el que está considerado el primer cómic crítico político del Estado español. "Lavínia 2016 o la guerra dels poetes"2, pese a lo reducido del tiraje de la revista Oriflama, tuvo una gran repercusión en los ámbitos intelectuales catalanes de la época.
"Nos conocimos gracias a unos fascículos que hacíamos entonces para Salvat, Enric dibujaba en ellos bajo unas normas muy definidas. Después salió la oportunidad de colaborar conjuntamente en una actividad más libre y sin prejuicios". La revista Oriflama había nacido en 1961 como vínculo informativo del obispado de Vic con los jóvenes de su zona de influencia que eran llamados a filas por el ejército español. La revista se fue transformando, y en 1968 ya estaba íntegramente escrita en catalán y reflejaba, con las precauciones habituales que marcaban la época, el pensamiento catalanista y progresista de la comarca de Osona.
"Oriflama era una revista muy libre, con la excusa de que era una publicación para soldados que dependía del obispado podía salir en catalán, en aquel momento podían sortear la censura franquista sin demasiados problemas". No cobraban dinero por su trabajo, pero quisieron aprovechar aquella ventana abierta para hacer un cómic que removiera un poco los sectores culturales catalanistas de la época. Los protagonistas del cómic eran los grandes escritores del momento, Manuel de Pedrolo, Maria Aurèlia Campmany,... y personajes de la canción como, Raimon, Pi de la Serra, Joan Manuel Serrat… "Era también la manera de acercar los grandes nombres de la cultura catalana al gran público, al público joven de aquel momento. Entonces en publicaciones de un ámbito más amplio como Cavall Fort no se podría haber publicado". Entrar en el mundo del cómic interesaba al escritor porque era un tema fácil de cultura popular en que podía intervenir para reventarlo, en el buen sentido. Era sencillo hacer una parodia para llegar al gran público."
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